Decorar nuestros hogares es necesario y esencial diferenciar entre los colores y tonalidades frías y cálidas. Seleccionar el color del que deseamos pintar una estancia no solo requiere del gusto o criterio propio de la persona que va a utilizar la misma, además es muy interesante tener en cuenta los efectos y estímulos que los colores proporcionan a los espacios. Sabiendo diferenciar esto, es mucho más sencillo decorar espacios encontrando una cierta armonía y equilibrio entre tonos y colores…. por ejemplo las tonalidades frías y cálidas son los dos grandes grupos en las que se clasifican los colores. Básicamente un grupo será el de los colores y tonalidades frías y el otro el de tonalidades y colores cálidos. El abanico de los fríos se encuentra compuesto por una variedad de azules, desde los más puros hasta los celestes y turquesas, de aquí va hacia los colores y tonalidades verdes. También entran en el abanico los grises y colores plomo o plateados
Se suele decir que los colores de este grupo, el frío, transmiten tranquilidad, paz y sosiego…perfectos para estancias como el dormitorio, el baño… el efecto del color azul es somnífero, un aire fresco que nos relajará. Ahora bien, dentro del gran abanico de los colores y tonos cálidos nos encontramos con derivados del marrón por ejemplo el color chocolate, el color crema, el color arena, pasando también por los tonos beige o camel. Además de ellos encontraremos los tonos dorados y los hermosos y pasionales rojos. Dentro de los rojos se incluye el color rosa, el burdeos y los púrpuras. Lo ideal es saber combinar estas tonalidades para no generar tensión. Normalmente los colores cálidos estimulan y dan alegría al ambiente… aunque todos juntos puede generar un poco de agobio. Por último el color blanco es recomendado para estancias de pocos metros cuadrados, pues este al reflejar la luz parece dar luminosidad a la estancia y añadir metros cuadrados. Además es usado para complementar tanto tonalidades cálidas como frías.
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