Cuando pintamos con pinturas con base de agua debemos limpiar, al terminar, los pinceles con agua y jabón y un cepillo de manos para que las cerdas queden limpias y libres de todo resto de pintura.
Pero hay una solución para devolverles el aspecto suave del principio a los pinceles duramente trabajados. Limpiarlos con vinagre blanco, vamos a ver cómo es el proceso.
Materiales:
- Vinagre blanco.
- Una cacerola.
- Un cepillo de manos.
Procedimiento:
En la cacerola pondremos un vaso de vinagre más o menos y lo calentaremos hasta que llegue al punto de ebullición. Echamos el vinagre caliente en un frasco de cristal o un tazón viejo y colocamos el pincel en su interior durante unos veinte minutos aproximadamente.
En la cacerola pondremos un vaso de vinagre más o menos y lo calentaremos hasta que llegue al punto de ebullición. Echamos el vinagre caliente en un frasco de cristal o un tazón viejo y colocamos el pincel en su interior durante unos veinte minutos aproximadamente.
Usamos un clip o una pinza para que las cerdas no se deformen por el propio peso del pincel. Este método funciona incluso cuando el pincel está lleno de pintura reseca. Tras el tiempo de inmersión lavaremos con agua caliente y jabón y con la ayuda del cepillo de manos iremos peinando las cerdas para quitar cualquier resto de pintura que pudiera quedar.
Después repetiremos el proceso con todos los pinceles que tengamos para renovar y dejaremos secar en posición horizontal, otra vez para evitar que las cerdas se deformen. Una vez secos los pinceles podemos recortar las puntas de las cerdas si las vemos desiguales, nuestros pinceles volverán a tener la suavidad de antaño.
Fuente: lilyfieldlife.com
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